#ElPerúQueQueremos

Esta foto en la que todo era felicidad y me tomaban el pelo.

El partido Político, soy Yo!

La finalidad de los Partidos Políticos dentro de un sistema democrático. Las ideas frente a los personajes, y una pequeña protesta ante la Alianza por el Gran Cambio y otros tránsfugas.

Publicado: 2013-08-21

Debemos preguntarnos cómo los partidos políticos deberían funcionar para que lleguemos a un ambiente democrático, Estado de Derecho, y a un largo etcétera de ideales.

Bueno pues, los partidos políticos necesitan de una estructura que permita que las mejores personas (léase, los más preparados) que representen los ánimos políticos y los ánimos del ¨cómo¨ en el manejo del sistema del legislativo y ejecutivo. La finalidad es ver plasmados en aquellos funcionarios públicos representativos aquellos valores que en la sociedad existen sobre las diversas situaciones de la ¨cosa pública¨; gracias a todo esto nace la legitimidad. Es decir, un sistema que tiene autoridad frente a un grupo de personas porque éste en su mayoría tiene un ánimo positivo frente a determinada línea o política representada en la autoridad. 

Es muy fácil concluir que éstas instituciones no funcionan así en el Perú, porque los representantes, elegidos a su vez por los partidos, son los menos capacitados (es decir, no solo el ideal de la democracia no se cumple, sino que se configura su antagonismo). En las elecciones efectivamente el pueblo los elige, pero la gente en realidad tiene opciones muy limitadas: aquellas que nos presenta el partido político a elegir.

Aquí está la llave de la cuestión, el primer vacío. ¿Realmente los partidos políticos cumplen con su finalidad de captar a los mejores para tomarlos como representantes? Si bien hay pocos congresistas de confianza y capacidad, son los más quienes luego pierden la confianza porque se demuestra su incapacidad en el trayecto.

En este panorama, hace ya más de 5 años se trató sobre la Ley de la Valla electoral, la cual tiene (o tenía) una finalidad, que es (o era) la de fortalecer a los partidos políticos. Con este medio también se perseguía que los partidos políticos se fortalezcan en sus ideas y el electorado no vincule tanto su decisión sobre el ánimo personal de un individuo con espíritu ¨irremplazable¨, sino que se vincule con la idea política que defiende el partido. Esa es la función de los partidos en las mejores democracias del mundo: expresar una idea (un valor social) frente a una circunstancia. 

Así por ejemplo, frente a la idea que haya mayor Remuneración Mínima Vital, puedes uno decir que sí o que no, con lo cual puede votar por el partido de izquierda o el de derecha, según tu valoración; y así sobre diferentes asuntos. Recomiendo un test político en el internet donde usted puede escoger entre tres cosas frente a determinados temas: por ejemplo, sobre si el estado debe permanecer laico, sobre la educación gratuita o solo para particulares, etc. 

Todas esas ideas, requerimientos o valores necesitan ser defendidos dentro de la democracia si son mantenidas o compartidas por un grupo importante de personas, es esa la finalidad de la democracia mediante el instrumento de los partidos: lograr la paz social y el progreso en todo sentido. Son esas ideas que los partidos deben proteger y perseguir sin caer en el horror de santificar a aquella persona líder que con un sentimiento mesiánico cree que sólo él (por ser él lo máximo), debe ser el representante y no otro. 

A un político elegido le debe caracterizar su ¨prescindibilidad¨, y  lo que debe prestar atención la organización política es que lo ¨imprescindible¨ de su esencia son ¨las ideas¨ que va a defender. Estas, que bien pueden perfeccionarse, no pueden cambiar su finalidad. La izquierda quiere que el Estado o la cosa pública sea más social, mayor solidaridad para que todos tengamos un mínimo de ventajas para el desarrollo individual, porque en tiende que así habrá más paz social; por ello trata de subir la RMV, o crear beneficios sociales. En cambio la derecha cree que es importante que se incentive al privado a crear mayor riqueza, y para eso trata de recortar los impuestos y proteger la propiedad (no quiero decir que las cosas sean tan blanco-y-negro, pero esas son las tendencias en general). Se debaten los valores diferentes para lograr una armonía, llamada bien común. Esa es la idea de tener partidos políticos en una democracia. 

La imprescindibilidad en política es un sustantivo que muchos políticos en el Perú no entienden. Los que fueron presidentes en el país creen que deben seguirlo siendo; se pierden la oportunidad de llegarse a consagrar como personajes que llegaron a lo más alto,  debiendo ahora ser portadores de sabiduría otorgada por la experiencia frente a sus predecesores o frente a la oposición.

Otro cáncer de nuestro sistema que merma la finalidad antes dicha es el transfuguismo, una institución con amplia tradición en el Perú. Cuando estaba hablando de la Ley de Valla electoral y la finalidad del partido político. La Ley de Valla Electoral estableció una barrera del 5%, o de 4 ó 5 congresistas para poder mantenerse como Partido Político. Pero le sacamos la vuelta a la finalidad de esta Ley con, por ejemplo la ruptura de la Alianza por el Gran Cambio que lanzó a PPK a la candidatura presidencial. 

Yo voté por PPK,  salí a las calles haciendo vivas a la Alianza y me puse aquel polo celeste porque creía en ella (ahora sigo creyendo que PPK es la mejor opción, pero ya no votaría por una Alianza así). Pero aquellas personas se desligaron entre sí dentro de los 5 años que duraba el contrato electoral. En ese momento el derecho de todos quienes votamos por esa Alianza, fue vulnerado; ciudadanos a quienes hicieron creer que ese grupo¨unido¨ iba a defender aquellas ideas que nos ofreció. Se deshicieron (de una manera fácil) de aquél compromiso de proteger ¨unidos¨ nuestros valores.

No estoy diciendo que cada político debería ser obligado a permanecer junto a un partido. Si es que encuentra, luego de ser elegido, que las ideas que compartía en un principio han cambiado en su entorno personal, pues lo que debe hacer es renunciar al partido, pero también renunciar al congreso. Lamentablemente el ordenamiento jurídico impide esto, una de las tantas leyes absurdas del sistema. Es el caso de Cecilia Tait, quien se vio traicionada por la ¨repartija¨ que hizo Perú Posible; yo aplaudo el acto en particular, pero sigo pensando que para obtener más coherencia frente al elector también debes renunciar al congreso. Lamentablemente el ordenamiento (tonto) impide que esto pueda pasar.

 El transfuguismo existe en el Perú, porque cualquier congresista puede romper el contrato que ha hecho con su electorado; quienes no tienen la garantía que la idea por la cual eligieron a tal personaje seguirá siendo defendida, garantía que sí ofrece un partido político bien instituido. Quienes lo eligieron deberían tener la seguridad que se cambiará al representante que eventualmente cambie de ideas, para poner a otro del mismo partido que les asegure la defensa de un valor, pues de eso se trata el contrato político. Pues son las ideas, y no las personas elegidas, las que deben ser imprescindibles en la vida política.

La ley de la Valla electoral se olvidó de imponer el límite a las Alianzas que ingresen, de mantenerse como tal durante el transcurso de todo el contrato electoral. Como dije, yo voté por PPK, pero al mismo tiempo me fue muy decepcionante que la Alianza por el Gran Cambio, que si bien no es un partido político, es una idea representativa, se haya quebrado. Aquello no solo le sacó la vuelta a la ley de la valla electoral que quiere reforzar los partidos políticos, sino que también vulneró el derecho de quienes los elegimos. 

En Inglaterra, por ejemplo, si un representante de los comunes se quiere pasar del partido liberal al conservador, éste puede hacerlo de manera inmediata, pero ya no pertenecerá más al Parlamento y ocupará su asiento otro representante del partido liberal. Aquél ya no podrá ser elegido en la siguiente elección y tendrá que esperar período electoral adicional para poder presentarse. Toda esta institución se entiende en un contexto democrático, porque en éste lo importante es la confianza ganada del público elector. Toda esta actitud-obligación otorga confianza y garantías al pueblo frente a las instituciones estatales, puesto que no habrá manera de pensar mal de aquellas personas que les gobiernan: es decir, habrá más paz social en ella posibilidad de desarrollo en todos los sentidos.

Este es el sentido de instituir partidos políticos. Esto, como muchas otras cosas, nos falta, pero es más fácil porque sólo supone tener las cosas en claro sobre lo que una ley quiso hacer. 



Escrito por

Tim Adriano

Chico del norte, preocupado por en temas de política.


Publicado en